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jueves, 5 de mayo de 2011

Nunca Más

Sabato por Andres Miguens

Y aquí estoy, un poco a destiempo, como casi siempre, en todo, en nada.

Mira que venir a caer en tiempos de tragedia con tintes de comedia barata, entre un beato y un mito demoniaco, que tenía que morir como surgió. Tu muerte, ha sido así, un vuelo lento, silencioso, al infinito, pasando por entre el bullicio del espectáculo banal, que mantiene al individuo inmóvil y aplaudiendo su larga muerte, en vida.

Citando, como tú lo hiciste en su momento, a Manrique, esa frase que hoy retrata el momento, “Como se pasa la vida, como se viene la muerte, tan callando” recuerdo aquel otro momento, el del contacto con las palabras, con las ideas, con tú obra, que seguirá viva a pesar de la muerte.

En tus líneas, camine, como entre laberintos, corredores mentales que trascurrían de la luz a la más densa oscuridad, subiendo y bajando, del amor al odio, haciendo escala en la profundidad de la consciencia humana, pudiendo percibir por entre las enredaderas de esa naturaleza, la contradicción inherente al hombre y su eterno naufragio entre la belleza y el horror.

Prófugo de la militancia opresora, lograste percibir el engaño, anduviste por una ruta independiente, la tuya propia, hacia territorios libertarios, anarco-cristiano te autodenominaste, a la manera de Tolstoi, claro está, te opusiste a toda forma de dominación “El escritor debe levantarse contra todo oficialismo” dijiste, exploraste el horror de la barbarie militar y el dolor de las madres huérfanas de hijos, borrados por la mano de esa bestia uniformada, y tu voz se hizo escuchar, Nunca Más!

Ahora, en estos tiempos de despojos, has partido, llevando contigo tú historia, otra historia, posible, una que pariendo héroes, no logro esquivar el abismo, héroes que hoy solo son tumbas, por que los ciegos triunfaron y hoy por ciegos seguimos gobernados, pero alcanzaste a dejar el legado de tus ideas, de tu inconformismo y tu desesperación por crear un mundo mejor, e invocaste a los jóvenes, en la resistencia, advirtiendo que “El consumo no es un sustituto del paraíso” que era necesario reconsiderar su posición ante los seres vivos y la naturaleza, para así avanzar resistiendo, a la aplastante maquinaria tecnológica y consumista que nos sierra los caminos, y que tendrán que ser recuperados y rehechos, sin lugar a duda.

Este no es un tributo, ni una despedida, solo un hasta luego y un recordatorio personal de la tarea pendiente.

Salud Ernesto Sabato.

Eduardo Lemus

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