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martes, 11 de julio de 2023

¿Quién?



¿De que color es el cristal tras el que miras?


¿Tu cristal está limpio? ¿o turbio?


¿Lo enturbiaste tú? ¿o te lo enturbiaron?


¿Es tu cristal?


Pasamos de los 80s a los 90s aun con poca experiencia, casi en todo, metidos en un par de botas, con el horizonte en la mirada, queriendo cambiar el mundo.


escuchábamos ruido, literalmente ruido. Nuestro ruido de combate.


Vivimos la era del post, no los posts de hoy en redes sociales, el post del después de, como, por ejemplo, el postpunk -que nunca ha existido, porque el punk vive-. Nos tocó analizar el postfordismo, aprender el postkeynesianismo, y navegar montados en el postestructuralismo -que aún me identifica-.


Caminamos los caminos del autonomismo, acompañamos el surgimiento del EZLN, el veganismo consciente, los tiempos incipientes del Frente de Liberación Animal, el activismo de Comida No Bombas, el nacimiento del Black Block y el feminismo radikal.


Participamos en asambleas, contingentes, proyectos, colaboramos con otras agrupaciones, colectivos y organizaciones afines.


Trabajamos por la liberación de los presos políticos y apoyamos las causas de las minorías -como nosotros-.


El antagonismo, el apoyo mutuo y la acción directa fueron nuestros sellos de identidad, recorrimos las calles escupiendo consignas, tomamos instituciones, bloqueamos trasnacionales y rayamos propiedades gubernamentales.


Tuvimos el privilegio de ser vigilados en la puerta de nuestras casas, por vigilantes oficiales.


Fuimos y somos ANTIFASCISTAS, ANTIRACISTAS, ANTIAUTORITARIOS.


Nuestros sueños, los vivimos a ritmo de punk, OI!, hardcore, trova, grindcore, crust, folk y ska.


De eso aprendimos, y eso nos enseñó a vivir con dignidad.


Quien, sin haberlo vivido, puede venir a decirnos, ¿Qué fue y qué no fue? ¿Qué es mentira y qué es verdad? ¿Quién es el bueno y quién el malo? ¿Qué escuchar o qué no escuchar? ¿Qué es una mierda y qué no lo es?


¿Quién puede venir a contarnos, una historia que no vivió?


¿Quién puede desmitificar qué?


¿Quién puede contarle la historia a quién?


¿QUIÉN?


Lo nuestro no fue sólo ruido.



Eduardo Lemus

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domingo, 9 de julio de 2023

Pantomima

El partido tal, acusa al partido opositor, de montar una pantomima, sólo con el fin de ridiculizar, la pantomima que ellos con tanto esfuerzo han construido.


Eso en Twitter, con otras palabras, claro.


Me da flojera capturarlo y pegarlo, transcribir textualmente o mencionar a sus protagonistas.



Eduardo Lemus

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viernes, 7 de julio de 2023

La galleta


Hoy, tuve que atender a una clienta, que no debo atender yo, pero la atendí.


La señora no está de acuerdo con el costo de su póliza, y para eso, fui a su casa.


La saludé, me invitó a pasar y tomar asiento, a lo cual, al estilo de relato antiguo, ingresé a la estancia y me apoltroné en un sofá estilo Luis XV.


Naaah, la neta no se si el sillón ese tenga estilo de rey o reina, yo me aplasté, y ya.


Junto a mi se sentó una niña, que me saludó de forma más cordial que la señora.


La niña me miraba fijamente y logró intimidarme un poco, no pregunté a la señora, si era su hija, su nieta, su sobrina, su vecina, su shinigami, su nahual, o por lo menos si ella también la veía.


La señora, que había ido a la cocina, volvió con una charola con galletas, con chispas de chocolate, que tal vez horneo, aunque su aspecto era de trikitrakes, y las colocó en una mesita frente al sofá que compartíamos la niña y yo.


Acto seguido, diría el relato antiguo. Empezó el ataque. Que como es posible, que ella que ha pagado tanto, la póliza le aumente una fortuna en cada renovación, ella que es tan sana, y se ejercita a diario, haciendo estiramientos matutinos, de forma disciplinada, casi religiosamente, y fue reyna de la primavera en el kínder de su pueblo, y sólo ha utilizado el seguro una sola vez, cuando tuvo una leve fractura de nariz, que al final, no sé por qué, el cirujano decidió restaurarle medio cráneo, pero ella no estuvo de acuerdo, por que eso es un abuso, y las injusticias no las tolera, porque votó por AMLO en el 2018, y está con la transformación del país corrupto que éramos, pero ya no, y yo tenía que explicarle la razón, de la desproporción del incremento en su seguro, que ya es impagable (y tiene razón), y no lo pagará más.


La señora es una Karen, diría Karla.


Volteé a ver a la niña, que aún me miraba fijamente, pero ahora con ojos de ¿Cómo la aguantas?


Y comencé el speech. Como usted sabrá, el incremento en el sector salud, es superior a la Inflación general, debido al incremento en los costos por consulta, modernización de equipos y tecnología, implementados para estar a la altura de los servicios que se ofrecen en países de primer mundo, los cuales, obviamente, son avalados y autorizados por el gobierno federal, quien vela por los intereses de los que menos tienen, y tanto ha contribuido a que éste país avance hacia el lugar que merecemos habitar (sin habitantes preferentemente, sólo aquellos que pueden pagar el precio), y las cifras lo demuestran, sólo basta con verlas (al revés) y es innegable, que si este gobierno tan justo, está de acuerdo con que un médico cobre eso, y más si quiere, por hacer una cirugía (en donde sólo era necesario ranitidina) y los hospitales ahora son tan modernos, lo cual puede constatar (como hoteles cinco estrellas con servicio de boutique y guardería para mascotas) y esto es justo lo que clientes como usted, necesitan, y no puede ser para nada deshonesto, porque si no, no sería permitido por éste gobierno, que ha desterrado la corrupción, que no volverá jamás. Jamás.


Después de pensar un poco, verme con cara de ¿qué te digo? La señora dijo:


-¿Si verdad? No lo había pensado así, creí que todo era por mero capricho, pero no, todo tiene una razón.


Se levantó y volvió a la cocina balbuceando nosequé.


Yo me quedé pensando, junto a la niña que aún me veía fijamente, en que merecía un premio por mi discurso. Y no sólo eso, también una bofetada y que me escupiera la humanidad entera.


Permanecimos en silencio por un instante la niña y yo, cuando de repente, la niña empezó a estornudar, lo cual hizo que dejara de mirarme fijamente, sus estornudos se hicieron más continuos, la señora gritó desde la cocina, ¡¿estás bien princesa?!


La princesa tomo impulso y lanzó un estornudo tan potente, que expulsó un moco, el moco debió viajar a la velocidad de una flecha, pero yo lo vi cuadro por cuadro, dibujando un arco semiplano, que vino a parar en una galleta.


La escena me recordó otra escena de “La Historia del Señor Sommer” de Süskind.


La niña y yo nos volteamos a ver, ella con ojos de “no digas nada” y yo con mirada de “te mamaste”


Justo en ese momento, la señora regresaba de la cocina, aun balbuceando nosequé, con un frasco de Nutella (que asco), se detuvo junto a la charola de galletas, tomó la galleta con el moco, y se la comió.


La señora hizo un gesto de desagrado, sin decir nada, la niña y yo nos vimos de reojo, como haciendo un pacto de silencio, y la platica continuó ya lejos del tema principal, que nos convocó.




Eduardo Lemus

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