Crónicas De Humo 6
Para Deleuze los libros eran instrumentos perturbadores de lo establecido y generadores de experiencias inéditas. En mi caso así ha sido.
Después del trabajo o antes de alguna tocada los jardines públicos eran un refugio, Foucault, Castoriadis, Chomsky, Savater, la compañía. Tiempos de soledad, ideas y café, de militancia incipiente. Viajaba sobre otros sueños e imaginaba soñando, que la vida podía ser otra, muy distinta, otra vida posible surgiendo de tiempos rudos. La imaginación trepaba por el hilo claro y traslucido que surgía del café, que miraba fijamente sin saber, subía tan lento atada a ese hilo, hasta perderse en la oscuridad de la noche urbana, noche de tiempos rudos.
Después del trabajo o antes de alguna tocada los jardines públicos eran un refugio, Foucault, Castoriadis, Chomsky, Savater, la compañía. Tiempos de soledad, ideas y café, de militancia incipiente. Viajaba sobre otros sueños e imaginaba soñando, que la vida podía ser otra, muy distinta, otra vida posible surgiendo de tiempos rudos. La imaginación trepaba por el hilo claro y traslucido que surgía del café, que miraba fijamente sin saber, subía tan lento atada a ese hilo, hasta perderse en la oscuridad de la noche urbana, noche de tiempos rudos.
Eduardo Lemus