Los sueños no mueren
Voy a llegar tarde carnal… decía… pero ahí estuvo… siempre.
Nunca faltó a un compromiso.
Economista y Judoca. Escritor, estudioso y luchador
incansable. Trovador urbano y orador incendiario. Pero, sobre todo, soñador y
buen amigo.
Su sonrisa amplia y franca que nunca le abandonaba, era su
tarjeta de presentación y bienvenida a su mundo, un mundo interno del que sólo
una parte salía a la superficie, su universo interior era infinitamente más
grande de lo que dejaba asomar a la luz.
Ese interprete de Rockdrigo fue un luchador, si, en el más
amplio sentido de la palabra, y sospecho que, de haber tenido la oportunidad,
habría tomado las armas, para así poder luchar en otro plano, contra lo injusto
y la inequidad de un sistema que todo devora.
El último proyecto en el que participamos juntos, fue por
invitación suya. Como parte del consejo editorial, de una revista dedicada a la
cultura de los barrios, que no alcanzó a ver la luz.
En el Café Bobber Black, nos apoyó con la organización de,
un día por semana dedicado a la trova urbana y la lectura de poesía, día que
convocaba a una cantidad considerable de bichos afines a los que ahí
colaborábamos.
Antes, construimos varias iniciativas al lado de otros
compañeros de viaje. Iniciativas de las que algunas, no llegaron a concretarse
mientras él vivió, y tal vez, no se concreten más.
Pero, otros proyectos si vivieron.
Juntos participamos como parte de la Red Insurgente y el
Colectivo Margen, haciendo trinchera común por la liberación de los detenidos
durante la manifestación de la cumbre ALCUE en 2004, organizando eventos para
recaudar fondos para su defensa, marchando, montando plantón frente a la sede
del poder y haciendo presencia en cuanto lugar había que hacerlo.
Y aún mucho tiempo atrás, caminamos en tantas y tantas
ocasiones con causa, para detener la guerra en Chiapas, por Acteal, en un
montón de primeros de mayo, y a favor de quien necesitara apoyo, siempre.
Su solidaridad e incondicionalidad era su sello, siempre
dispuesto a colaborar con las cusas de quienes voz no tienen y la difusión
cultural.
Coincidíamos en muchas cosas y discrepábamos en otras, las
menos.
El Zapatismo era su eje, siempre crítico y analítico, nunca
claudicó en su afán por dar con el origen del problema. Aunque había cosas que
no podía tragar de un solo golpe, como las nuevas terminologías en el discurso
sociológico, recuerdo especialmente su desagrado hacia el término “constructo”,
-¿por qué chingados lo tienen que decir de otra forma, como si estuvieran
inventado algo nuevo? –decía -sólo digan “construcción”, es una puta
construcción –retaba-
José Luis ya no está con nosotros de manera física, encontró
su ruta de fuga, y se marchó. A otro lugar, a seguir soñando con otro mundo,
uno más justo, en el que quizá, ya esté.
“Chila” ahora duerme el largo sueño.
Duerme broder, duerme, y sigue soñando.
Que en un sueño tu seguirás viviendo.
Y los sueños son eternos.
Eduardo Lemus
Fuente: En Veces