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viernes, 25 de octubre de 2019

Eduardo Lemus: El Lado más Complejo de la Búsqueda


Por: Adán de Abajo

1.
La búsqueda comenzó en el Tianguis del Baratillo, en Guadalajara. A inicios de la década de los ochentas era una de las pocas, escasas, prácticamente únicas opciones para hacerse con material musical y bibliográfico que valiesen la pena. Libros y discos eran su principal objeto de pesquisas y cacerías en aquella década lejana. Lemus era un pequeño cazador de autores y grupos de rock que estaba por finalizar la secundaria.
Tenía ya a sus dealers predilectos muy bien identificados en las innumerables calles del Bara, y estos lo consentían con descuentos y novedades. Era aún el tiempo de los casetes y la música de la mayoría de los grupos punks y metaleros que le agradaban, prácticamente sólo podía conseguirse en formato de grabaciones piratas. Lo mismo con los libros usados, que ya comenzaban a generalizar su venta, reventa, restauración y reutilización. Muchos lectores surtían sus bibliotecas con los vendedores de libro viejo del Baratillo desde aquella época.
Las cuadras por recorrer a pié eran muchas, los lugares a dónde buscar, lejanos geográficamente y distantes entre sí, aunque todos dentro del mismo tianguis. Considerado el más grande de América Latina.
Otro sitio en donde Eduardo, Lalo, para sus amigos, concurría, era el legendario Quinto Poder. Local famoso por su venta de discos LP y casetes grabados con mucho del punk, post-punk y metal que circulaba por los años ochenta y que hacía soñar su joven mente. Como siempre, las grabaciones caseras eran la opción para hacerse llegar con obras que de otro modo resultaban demasiado costosas de adquirir, y que en aquel entonces había que importar.
El Jardín de Senderos, mítica librería de la Guadalajara de los años ochenta y noventas, será  como una casa más para él. Don Silvestre, el propietario, lo acogería con cariño, consiguiéndole volúmenes de su interés. Al señor parece darle gusto cada que el joven Lemus acude ahí en busca de nuevo material bibliográfico, esperándolo con varios textos que sabe, son del gusto del buen Lemus.
Lector ecléctico y melómano de muy amplio criterio: lo mismo trova latinoamericana, que todas las variantes y subgéneros del punk, algo de heavy metal también, folk y pop. En los libros mucha literatura, filosofía, sociología, economía, hasta que por aquellos años descubrirá el anarquismo y la filosofía libertaria. Todo era procesado por sus oídos, sus ojos y manos hambrientos que asimilaban y devoraban con ansia aquello que lograban conseguir como podían.
La búsqueda ya era difícil desde que él era adolescente. “El lado más complejo de la búsqueda…” Según sus propias palabras, sería por siempre el sello distintivo de su elección vital.
A la par que lee y escucha música sin descanso, comienza a escribir. En los primeros semestres de la prepa consigue una mención en un concurso de poesía. Cae en sus manos el libro: La Revolución Perdida, de José Luis Pluma, que generará un vuelco en su imaginación, intereses y en su estilo de vida.

2.
Eduardo Lemus se toma una pausa para reflexionar, mientras evoca con mucho agrado aquellos años, utilizando una voz pausada y meditativa, cuando apenas era un estudiante que pasaba de la escuela secundaria a la preparatoria, y leía y escuchaba de todo lo que caía en sus manos:
“… existen varios subgéneros dentro del punk, ¡es un error pensar que todos los punks son anarquistas, o que a todos los anarquistas les agrada escuchar música punk…! Está el crust, el grintcore, los punks veganos, animalistas, ecologistas, feministas…!”
Nos aclara mientras sus ojos sueñan y vuelan hacia los techos y los aires.
Por aquellos años, Lemus se topa en la banqueta del Exconvento del Carmen con un interesante individuo: Jesús Estebane, militante, coleccionista y vendedor de libros anarquistas, quien lo orientará sabiamente al interior de este pensamiento, proporcionándole toda clase de textos clásicos, hablándole de los principales exponentes y escritores en la historia del anarquismo. Gracias a él escucha por primera vez hablar de la Biblioteca Social Reconstruida, compuesta absolutamente por libros de corte anarco y socialista. Misma que se encuentra resguardada en algún sitio perdido de la Ciudad de México.
Redacta un fanzine: Ácrata, que comienza a escribir, editar, imprimir él solo. A Estebane le agrada el proyecto, sumándose a él, y convirtiéndose, además de su maestro de aquellos años, en su amigo y colaborador-escritor.
A la par que lee, escribe y escucha música sin descanso, experimenta con los acordes de su guitarra, componiendo, cantando y realizando sus primeras grabaciones con piezas de su autoría. Descubre algunos legendarios cantautores mexicanos que se convertirán, del mismo modo, en influencias innegables y amigos permanentes: Gerardo Enciso, Kristos, Jaime López, El Mastuerzo. Mismos que marcarán su estilo musical de manera perpetua.
El esfuerzo por seguir creando, produciendo y escribiendo fanzines lo llevará a aventurarse en las primeras computadoras llegadas a México, dominando por propia cuenta programas como Word, paint brush, page maker, corell draw, hasta llegar al photoshop. Mucho antes que estos se generalizaran comercialmente y se pusiera de moda su uso.
Lemus es un músico, escritor, diseñador y programador autodidacta muy completo: diseñador de imágenes, revistas, carteles, blogs, sitios webs, flyers. Escritor de ensayos, cuentos, poesías y piezas musicales.
Cerca del año 2010, su misma inquietud cultural, científica y tecnológica lo hará caer en cuenta de la necesidad de mutar de los formatos impresos en papel hacia la edición en línea. Generando la ya respetable revista virtual: En Veces: En Veces
También en música se encuentra en proceso de transmutación: del formato orgánico con guitarra acústica hacia una forma de expresión más eléctrica, rockera y cercana al metal.

Publicado en "Jalisco Roots"
El 5 de junio 2017

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