Crónicas De Humo 2
Observando el hueco de la barranca, a la sombra de un árbol veíamos arder la tarde, con pantalones raídos y botas antimilitares, entre gnomos y tesoros enterrados soñábamos despiertos. Intoxicados de punk y humo reíamos como dos idiotas, de cualquier bobada, hasta la tarde en que intentaste cortar tu muñeca. La vida giró. Te envío un abrazo en donde estés.
Eduardo Lemus