La Tele
En la penumbra de la habitación, hay veces,
en que sólo el televisor permanece despierto,
como vigilante insomne de mi propio sueño, alimentando además,
el contenido de esa cinta mental, privada?, que se reproduce al desconectarse uno,
de la realidad consciente,
intentando reparar
el daño que el diario roce con mis semejantes deja,
como herida
que corre el riesgo de infectar y empeorar,
pudiendo derivar en mal mayor
el odio, es una delicada infección, y hay que saberlo tratar.
me dicen…
Desde que tengo memoria, el televisor ya formaba parte de la familia,
él llegó antes que yo, de hecho.
He crecido a su amparo,
el televisor me ha educado, ha hecho que comprenda el mundo, me ha guardado de falsas teorías malintencionadas, que no saben más que criticar,
voces de resentidos,
me ha enseñado el lenguaje de la mayoría, me ha formado en la normalidad
gracias a él comprendo de lo que hablan los demás
y he aprendido a aceptar las cosas como deben ser, si,
tal como son.
Gracias al televisor, la vida es más sencilla,
Las largas horas que he pasado ante su pantalla, no han sido en vano,
él ha sido mi compañero en las noches de miedo, y me ha infundido miedo a lo que debo temer
es sabio, nos revela la verdad de todo, sin dejar lugar a dudas
¿que más podría pedir?
espero algún día merecer la vida de idilio que el televisor promete
a fin de cuentas, todo es cuestión de suerte, un día cualquiera, la fortuna llegara
estoy seguro,
y seré el protagonista de una bonita historia, porque el mundo es así
una gran rueda de la fortuna
solo hay que esperar
la realidad según he aprendido -en el televisor-
es solo un juego de imágenes consecutivas, en que la tragedia y la muerte no llegan a ser tan graves y la comedia y la buena vida solo están al siguiente cuadro…a un paso, al pestañar.
Así es pues,
Solo hay que esperar mi turno
el show me aguarda.
La vida es,
un espectáculo sin final.
Eduardo Lemus