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domingo, 30 de octubre de 2011

Y La Tormenta... Eduardo Lemus

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martes, 9 de agosto de 2011

Carlos Larracilla

PALIDEZ CON ROSTRO
Óleo sobre tela | Carlos Larracilla

¿Alguna vez han sentido o escuchado una imagen?

Al observar la obra de Carlos Larracilla, eso me sucede.

La siento, la escucho.

Es una sensación extraña, como de armonía interna, como reencontrar tu interior, afuera.

Como caminar tus sueños, sobre líneas, sobre el policromo tenue, suave, nostálgico, como escuchar una melodía en tono menor, etérea, viajando en el ambiente, atravesando el corazón, pero sin tocar, una caricia interna que te hace languidecer y navegar sobre su influencia.

La obra de Larracilla es un momento sin tiempo, la expresión del subconsciente anhelante, buscando refugio en el interior colectivo del espectador, y es ese momento, su tiempo, con aroma a eternidad.

Carlos Larracilla es un artista  para la posteridad.

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La marcha

Serendipitia - Diana Martin

Avanzo mirando al suelo, la cinta de asfalto es como una banda sin fin, el adormecedor golpeteo de los pasos multiplicados haciendo torrente, me acoge, me arropa, acompasado murmullo en cuyo arrullo el pensamiento se pierde dentro, en el corazón.
Ahora ya no recuerdo cual fue la primera vez, he caminado ya tanto, por tantas razones, y se ha avanzado tan poco que casi no se nota, pero heme aquí, aun caminando, y el horizonte aun sigue lejos.
Ya han pasado los días de euforia, los tiempos del coraje no contenido, de la rabia en los puños, el poder en la garganta, los días en que el tiempo aun era eterno y todo era para nosotros, tiempos en que el futuro estaba a unos pasos, en la siguiente parada, ahora ya no, no se logra vislumbrar.
Pero hoy, hoy prefiero marchar callado, sin ser percibido de ser posible, sin ser mirado, las voces, los pasos, las consignas, parecen letanía de un ritual largamente desgastado, desvalorizado, que de tanto decir, ya no dice nada, y esa es una causa, entre tantas otras, por las que hoy, prefiero mirar adentro.
Husmeando mis propias ideas, que como estelas de humo, huidizas, naufragan en mi cabeza, me pierdo, me voy sin alejarme hacia otros territorios, los del alma, y es que, la indignación y la voluntad de resistir están intactas, pero, ¿A dónde hemos llegado? ¿Qué hemos conseguido? ¿Cuánto tiempo habrá que continuar? ¿A dónde llevara tanto caminar? Lo ignoro, sé a donde quisiera llegar, pero no más, con el corazón en un puño y los ideales en el horizonte, viendo hacia un sol crepuscular que se retira a dormir después de cada jornada y con sonrisa burlona nos pareciera decir, acá los espero, no demoren tanto en llegar.
Pero el paso cansa y avanzamos cada vez con mayor lentitud, y durante el largo trayecto algunos eslabones de aquella cadena incorruptible, al paso del tiempo, demostraron no ser del mismo material, hay mucho eslabón podrido, que han sido alimento de la herrumbre, que de tantas pulidas para brillar por sobre los demás, ahora no muestran más que la desgracia de su condición frágil y vergonzante.
¿Qué ha pasado a nuestros rostros? antaño soñadores y decididos, y hoy, ajados y endurecidos, pasamontañas de harapos convertidos en coartada, mascaras de payaso, bufonescas siluetas acomodaticias y serviles, el puñal esperando a ser clavado en la espalda, de quien en verdad resiste al predador.
Y sin embargo aquí estoy, caminando, como antes, desde siempre, queriendo llegar a donde el sol, con la rabia anudada en la garganta y una luz en la frente que habrá de iluminar en la oscuridad, del abismo que quizá nos espere, al final del camino que se desmorona, durante esta larga marcha hacia la nada.
Ojala no me noten, ojala no me vean, pero ojala nos escuche. . . alguien, allá en el horizonte.

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jueves, 30 de junio de 2011

La Ley


La ley está hecha para castigar los males generados por el mismo sistema que los sanciona, generando mayor frustración y resentimiento en quien ya de por sí, carece de los medios y las posibilidades de lograr alcanzar los prototipos difundidos y exhibidos como ideales dentro del marco laboral, comercial, consumista y estético, que rige religiosamente nuestro entorno, siendo así, corresponsable directo de la miseria que crea la fuente de ésta incapacidad de obtener dichos estándares. La ley entonces, castiga los deseos de ser lo que se dice, se debería ser.
Eduardo Lemus

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lunes, 30 de mayo de 2011

Sobre el origen de la corriente anarquista


Tratando de ayudar a mi hija, un poco y de una manera muy superficial, a entender el origen de la tendencia anarquista como movimiento  e ideología definida y estructurada dentro del pensamiento social.


El pensamiento socialista, así como el anarquista, no son producto de un solo pensador, ni la concepción aislada de una época en particular, es producto de la evolución y confluencia de diferentes pensadores a lo largo de la historia influidos principalmente por los acontecimientos y circunstancias de la vida social de cada una de las épocas en que les tocó vivir.

Como precursores del pensamiento socialista y anarquista se puede considerar un tronco común que estaría constituido por pensadores como Francois Babeuf (1760-1797) considerado tal vez el primer socialista, Robert Owen (1771-1858), Henri de Saint-Simon (1760-1825), Charles Fourier (1772-1837) todos ellos como parte de una primer generación de pensadores críticos e inconformes con las condiciones de explotación y de miseria a que se encontraban sometidas las clases menos privilegiadas de la sociedad, y en desacuerdo con el orden económico que la burguesía imponía siendo la única beneficiaria de éste.

Posteriormente surge una segunda generación de pensadores, quienes fincan los cimientos para la estructuración de una teoría mucho mas fundamentada, desarrollando así lo que posteriormente serían las diferentes corrientes ideológicas basadas en la idea de la emancipación de la clase trabajadora en el caso del socialismo o comunismo de estado y de la clase trabajadora y de la humanidad completa en el caso del anarquismo o socialismo (comunismo) libertario.

Esta generación está formada entre muchos otros por Louis Blanqui (1805-1881) Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865) Louis Blanc (1811-1882) Miguel Bakunin (1814-1876) y Carlos Marx (1818-1883) siendo estos últimos quienes frecuentemente son considerados los padres de las dos corrientes, anarquismo y comunismo. Pero en realidad estas dos corrientes ya venían definiéndose como posiciones concretas y diferenciadas dentro del pensamiento socialista con anterioridad, por un lado quienes abogaban por la intervención y organización del estado (estatistas) y por otro lado quienes defendían la libre determinación de la sociedad por medio de sus organizaciones de base y de manera federada tomando por este medio el control de su propia vida.

Estas corrientes ya se habían manifestado en La comuna de parís (1871).

Es en el seno de la Primera internacional (1864-1876) en donde se produce la escisión definitiva entre estas dos posturas, en donde el enfrentamiento entre marxistas y bakuninistas lleva a la ruptura.

Marx junto a Federico Engels (1820-1895) elaboran lo que se considera una de las obras fundamentales de la historia del pensamiento social iniciada esta con el manifiesto comunista, dando origen a la más grande corriente del socialismo estatista partidario del control Obrero-Estatal y de la economía planificada.

Por otro lado Bakunin partidario del colectivismo -o sea la organización de la vida económica y social por medio de colectividades libres- y los libertarios, plantean la organización por medio de asociaciones libres de productores, la autogestión, la autonomía social e individual, la igualdad de oportunidades, la equidad en la distribución y la necesidad del desarrollo personal de cada miembro de la sociedad.

Esta corriente fue fuertemente influida por pensadores como Proudhon, Owen y Fourier, tomando además, no solo elementos de los socialistas sino de otras corrientes, por ejemplo la tendencia libertaria dentro del liberalismo, William Godwin (1756-1836) quien resalta la iniquidad del aparato político en sí, la corriente libertaria viene a reforzarse con una infinidad de pensadores, quienes, más que tratar de justificar una posición ideológica, la vienen a enriquecer, entre ellos Pedro Kropotkin (1842-1921) y Eliseo Reclus (1830-1905) ambos geógrafos y partidarios del comunismo libertario, cabe mencionar también a Luisa Michel (1830-1905) quien fue una figura importante en el desarrollo de los acontecimientos de La Comuna de Paris y quien fuera la primera en utilizar la bandera negra de los anarquistas para distinguirlos de los estatistas con quienes hasta ese momento se había compartido la bandera roja.

El desarrollo posterior del ideario y la acción anarquista se ven enriquecidos por la obra y el pensamiento de innumerables pensadores, en paralelo con el surgimiento de poderosos movimientos obrero-sindicales (anarcosindicalismo) diseminados por todo el mundo, llegando a ser protagonistas centrales en el acontecer social durante vastos periodos de tiempo, teniendo en su momento una enorme influencia en la mayoría de movimientos reivindicativos, esto hasta el inicio del periodo soviético, en que el movimiento libertario fue eclipsado por la enorme maquinaria propagandística del imperio rojo.

Aun así, las ideas libertarias logran sobrevivir a través del tiempo, como una delgada línea casi imperceptible, hasta el reciente resurgimiento de sus postulados y cuestionamientos dentro del abanico de movimientos modernos cuya horizontalidad y autogestión organizativa permiten adivinar esta tendencia.

Tal vez más adelante hablemos al respecto.

Eduardo Lemus

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Estamos con ustedes



España en Revolución
Mayo 2011

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viernes, 6 de mayo de 2011

Return to Palestine


Niegas mis derechos, colonizas mi tierra, robas mi hogar, matas a mis amados y pides que me rinda, que perdone y olvide. No te das cuenta, que por cada acción, hay una reacción. Así funciona nuestro mundo. Es natural Ser, Existir y Resistir. Es humano sentir, actuar, pelear por la Justicia en Palestina.

Únete a la Resistencia, 15 de Mayo del 2011.
Marcha de Regreso a Palestina.

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jueves, 5 de mayo de 2011

Nunca Más

Sabato por Andres Miguens

Y aquí estoy, un poco a destiempo, como casi siempre, en todo, en nada.

Mira que venir a caer en tiempos de tragedia con tintes de comedia barata, entre un beato y un mito demoniaco, que tenía que morir como surgió. Tu muerte, ha sido así, un vuelo lento, silencioso, al infinito, pasando por entre el bullicio del espectáculo banal, que mantiene al individuo inmóvil y aplaudiendo su larga muerte, en vida.

Citando, como tú lo hiciste en su momento, a Manrique, esa frase que hoy retrata el momento, “Como se pasa la vida, como se viene la muerte, tan callando” recuerdo aquel otro momento, el del contacto con las palabras, con las ideas, con tú obra, que seguirá viva a pesar de la muerte.

En tus líneas, camine, como entre laberintos, corredores mentales que trascurrían de la luz a la más densa oscuridad, subiendo y bajando, del amor al odio, haciendo escala en la profundidad de la consciencia humana, pudiendo percibir por entre las enredaderas de esa naturaleza, la contradicción inherente al hombre y su eterno naufragio entre la belleza y el horror.

Prófugo de la militancia opresora, lograste percibir el engaño, anduviste por una ruta independiente, la tuya propia, hacia territorios libertarios, anarco-cristiano te autodenominaste, a la manera de Tolstoi, claro está, te opusiste a toda forma de dominación “El escritor debe levantarse contra todo oficialismo” dijiste, exploraste el horror de la barbarie militar y el dolor de las madres huérfanas de hijos, borrados por la mano de esa bestia uniformada, y tu voz se hizo escuchar, Nunca Más!

Ahora, en estos tiempos de despojos, has partido, llevando contigo tú historia, otra historia, posible, una que pariendo héroes, no logro esquivar el abismo, héroes que hoy solo son tumbas, por que los ciegos triunfaron y hoy por ciegos seguimos gobernados, pero alcanzaste a dejar el legado de tus ideas, de tu inconformismo y tu desesperación por crear un mundo mejor, e invocaste a los jóvenes, en la resistencia, advirtiendo que “El consumo no es un sustituto del paraíso” que era necesario reconsiderar su posición ante los seres vivos y la naturaleza, para así avanzar resistiendo, a la aplastante maquinaria tecnológica y consumista que nos sierra los caminos, y que tendrán que ser recuperados y rehechos, sin lugar a duda.

Este no es un tributo, ni una despedida, solo un hasta luego y un recordatorio personal de la tarea pendiente.

Salud Ernesto Sabato.

Eduardo Lemus

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martes, 15 de febrero de 2011

17 de febrero, 34 mil veladoras por la paz: Juntos podremos ser la solución. Reproduzcamos esta información. Crea tu resistencia

Encendamos una Vela por la No violencia



Abramos los ojos: la militarización ya está cerca. No permitamos que nos arrebaten la capacidad de asombro: vigilancia no es seguridad, es control que atenta contra la vida cotidiana. No nos dejemos vencer por el miedo: Militarización es violencia.

Todos lo sabemos, el montaje de Calderón no es una guerra contra el narcotráfico; es una guerra contra la población: contra su territorio, educación, cultura y salud. Hemos sido testigos de la manera en que el presupuesto del sexenio es mal gastado para “reforzar la seguridad”, mientras los aspectos más elementales de nuestro existir se ven afectados directamente por la situación de violencia en la que nos vemos obligados a vivir.

Estados Unidos, vecino voraz, es el primer consumidor de drogas a nivel mundial; México, paso estratégico. Estados Unidos pone las armas. Y el pueblo mexicano, a los muertos. Los daños no son colaterales, son directos. ¡No queremos cambiar vidas por armas!

Es por eso que nosotros, que nos rehusamos a seguir viviendo en un estado de violencia, convocamos a estudiantes, amas de casa, trabajadores, desempleadas, niños, jóvenes, profesores, profesionistas, vendedoras, ambulantes, artistas, pintores, escritores, músicos, actores, bailarines, migrantes, ecologistas; a los pueblos originarios, a los barrios, a las lesbianas, homosexuales, feministas; a todos los colores y a todas las identidades de todas las ideologías habidas y por haber, a manifestar su inconformidad e indignación que el día a día nos provoca.

Venzamos juntos el miedo y la indignación con imaginación y solidaridad; propiciemos con nuestras acciones una convivencia diferente. Encendamos una vela por cada una de las vidas apagadas en esta guerra, y compartamos nuestras expresiones populares, artísticas y culturales. Alcemos una voz que armonice todas nuestras voces. Porque somos muchos movimientos legítimos: No más violencia, Alto a la discriminación, No banderas, No partidismos. ¡Todos queremos lo mismo!

Formemos pues una cultura sin violencia, reconstruyamos la paz y la solidaridad, respetemos las diferencias, generemos y unamos acciones. Organicémonos en nuestros distintos espacios de convivencia y reapropiémonos de los espacios públicos. Nuestra participación, por mínima que parezca, es primordial.

¡Contra la violencia masiva, arte y cultura de todas y para todos! ¡Contra el miedo, movilización! ¡Contra la indiferencia, organización! ¡Contra lo que nos calla, unamos nuestra voz!

Juntos podremos ser la solución. Reproduzcamos esta información. Crea tu resistencia.

Primera Velada Contra la Militarización y la Violencia, 17 de febrero de 2011

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viernes, 4 de febrero de 2011

¡Basta de Sangre!

Para no seguir muriendo, aturdidos de silencio, silencio en el bullicio, bullicio de indiferencia.  
Guadalajara Jal. 4 de Febrero 2011.










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martes, 25 de enero de 2011

¡Tatik vive, la lucha sigue


Samuel Ruiz García
(3/11//1924 - 24/01/2011)

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jueves, 20 de enero de 2011

MIL PEDAZOS DE KRISTAL

 




…Y ésta noche también

brillará la oscuridad

salta la luna en mil

pedazos de cristal…

Grado Cosmético - Al Calor Del Fuego

 

Durante uno de los exilios (debidos a la ruptura conyugal), en los que me veía obligado a vivir como asilado en casa de algún amigo, ya fuera rentando un espacio, o como sucedió en la mayoría de ocasiones, simplemente como huésped, intentando no abusar en tiempo, ni de ninguna otra forma claro está, de mi parte. Conocí a Rakel, una catalana impulsiva y sensible, ambas cosas por igual.

Quienes me daban alojamiento en esa ocasión eran Bernardo y Conny, viejos conocidos y amigos muy queridos.

El espacio que ocupaba, ha sido uno de los espacios más bonitos que he habitado, era un cuarto de azotea, antiguamente destinado para el servicio, como los hay en casi todas las casonas antiguas de Guadalajara, el pequeño cuarto contaba con un espacio destinado para la habitación, otro para la cocina y uno más a manera de pequeña estancia. Ubicado en la parte extrema de una de las zonas más amplias de la azotea de la casa, tenía un enorme espacio que formaba una terraza rodeada de plantas, las plantas de Conny, el espacio contaba con una escalera que daba directamente al patio central de la casa, lo que hacía el acceso sumamente cómodo, en resumen, el espacio era un oasis de tranquilidad en el que se podía leer, escuchar música y hacer cualquier otra actividad con la serenidad de un claustro.

Rakel, quien se hospedaba junto con otras dos compañeras en un departamento cercano al sitio en que yo lo hacía, a la vuelta de la cuadra digamos, llegó a Guadalajara, para estudiar un diplomado ennosequécosa, originaria de Cataluña, al igual que sus otras dos compañeras de hospedaje.

La conocí en un café cercano al que había ido a desayunar, igual que ella. De inicio no la había notado, pero la simbología y los pines en su pequeño morral me llamaron la atención, por lo que le pregunté, ¿eres anarquista? –Si –me contestó.

–También yo –dije con cierta vaguedad.

Le pregunté de donde y en qué plan venía, y si tenía contactos en la ciudad. Me contestó el interrogatorio y ella me sometió a otro igual de básico y coloquial. Desde ese día nos hicimos amigos, desayunábamos juntos los fines de semana en particular los sábados, en algún café cercano, y por las tardes cuando yo llegaba de trabajar y ella ya estaba libre de sus estudios, salíamos a caminar o en las bicicletas públicas de la ciudad, sólo con el fin de recorrer calles o llegar a eventos a los que nadie nos había invitado, en ocasiones en compañía de alguna de sus compañeras.

Los viernes por la noche se convertían en tertulia bohemia, la terraza al exterior de mi cuarto, era el escenario en donde junto con Bernardo, Conny, Sofy y Zara, las dos compañeras de Rakel, y en ocasiones algunas personas más, se convivía. En esas reuniones de trasnoche se hablaba de política, literatura, historia, futbol, sucesos tontos del día o la semana y se cantaba por igual, muchas veces hasta el amanecer.

Momentos que no han de volver más.                                                                                      

Un sábado caminando en busca de un lugar en donde desayunar, recorrimos una distancia mayor a lo habitual, ya que por lo general lo hacíamos en el mismo barrio, al cruzar la avenida Chapultepec, justo en su cruce con Justo Sierra, por donde circulábamos, el dueño del negocio que se encuentra en ese lugar, le gritaba a un niño que vendía dulces, al parecer le había ensuciado los cristales de sus aparadores, que recién habían limpiado, el niño sólo lo miraba con ojos de miedo, me interpuse entre el gritón y el niño, dando la espalda al enojado, y pregunté al pequeño que había pasado, él sólo atino a señalar con el dedo los cristales empañados porque se había recargado un momento. Rakel no dudo en interpelar al “propietario” por su actitud, y le dijo que, si ese era el problema, ella misma los limpiaría para que dejara de chillar, el gritón sólo dio media vuelta e ingresó a su local. Compramos algunos dulces (que no tomamos) al menor y seguimos nuestro camino.

El resto del día transcurrió sin mayor novedad, cada uno volvimos a nuestras actividades sabatinas. Por la noche nos habían invitado a una exposición, la que terminaría en fiesta en casa de alguno de los expositores, lo habitual, acudimos al evento y después un rato al festejo, que como coincidencia se celebró muy cerca del negocio en donde había sucedido el incidente del menor por la mañana. Emprendimos el regreso a casa alrededor de las 3 a.m. desenfundamos unos bocadillos que habíamos expropiado en la reunión, y comiendo caminamos. Al pasar por un lugar en donde una casona vieja era restaurada, Rakel levanto tres pedazos medianos de concreto o adoquín, no vi bien que era, le pregunté para que los quería, y me contestó, –haré una obra de arte con ellos.

No pregunté más y continuamos la caminata, casualmente elegimos para el regreso la misma calle en que se ubicaba la tienda del gritón, y justo al llegar a su cruce con Chapultepec, Rakel se detuvo y permaneció por un momento observando los escaparates en donde se exhibían vestidos costosos, yo seguía tragando canapés.

En determinado momento, sin casi percatarme del movimiento de Rakel, vi estallar uno de los escaparates y casi de inmediato los otros dos, lo que hizo atragantarme con el bocado de galleta. Ella había reventado los cristales con las piedras recogidas, convirtiéndolos en miles de brillantes estrellas que sonreían en nuestra cara, por un momento quedé inmóvil y maravillado ante el espectáculo, sin atinar el siguiente movimiento.

¡Corre! Me gritó Rakel, y retrocedimos lo caminado, pero ahora corriendo como locos, dimos la vuela a la manzana, como estrategas nomás no servíamos ni uno de los dos, ya que de haber alguien cerca, y querernos atrapar, habría bastado con caminar en línea recta, haciendo escuadra con nuestra huida, recorriendo sólo la cuadra para esperarnos en la esquina contraria, interceptando así nuestra desmesurada carrera cuadrangular, debido a que sólo dimos vuelta a la manzana, de hecho y de haber sucedido, cualquiera habría llegado antes que nosotros yendo incluso a gatas. Afortunadamente para nosotros nadie lo hizo.

Llegamos aun corriendo a mi refugio, entramos y subimos a la azotea terraza, y nos echamos a reír sin parar, estuvimos así por un buen rato, hilarantes y aun alterados por la adrenalina, ¿alguien nos habrá seguido? ¿nos habrán visto entrar a la casa? De la risa pasamos a la intranquilidad de pensar que podríamos causar problemas a mis alojadores, quedamos ahora en silencio por un largo tiempo. Después de no escuchar ni percibir señal alguna de alteración en el silencio nocturno, entré al cuarto por una frazada para cada quien, dos vasos y media botella de whisky que aún tenía del viernes anterior. Pasamos así platicando sentados sobre una pequeña banca de madera, observando las estrellas, que emulaban la explosión de cristales que recién había ocurrido.

Ya cerca del amanecer y después de permanecer en silencio por un rato, Rakel recargo su cabeza en mi hombro y quedó dormida profundamente, la cargué en mis brazos y la llevé a la cama, la arropé y me senté en un viejo Reposet destartalado que más que de mueble, servía como estorbo en la pequeña habitación. Aun permanecí por un momento viendo a través de la cortina de la ventana que tenía en frente, cómo el día se empezaba a iluminar, escuchando la suave respiración de esa chica, sin darme cuenta en que momento, me dormí.

La luz del día sobre mi cara, me hizo despertar, con las persianas de mis ojos a medio subir, vi la silueta de Rakel enmarcada por la luz solar que dejaba ingresar al abrir la cortina, su silueta era en verdad bella, nunca la había visto así, de esa manera, y desvié mi atención, de inmediato percibí el olor a café recién preparado, ella volteo sonriendo me saludo, besó mi mejilla, y sirvió café para los dos, el vapor de la prensa francesa lucia poético, iluminado por los hilos solares, el cuadro lo capturé en la memoria.

Rakel se sentó a mi lado sobre un pequeño taburete, y murmuró –“si sabessis el que em proboques” ­–lo entendí, como entendía varias expresiones catalanas después del tiempo compartido con ella y sus compañeras.

No dije nada, sólo continué viendo a la ventana, y bebiendo café, poco a poco deslicé la mirada, de la ventana al suelo y del suelo a sus rodillas, y entonces le dije – vamos, ya es tarde y tus colegas deben estar preocupadas.

Salimos, caminamos haciendo bromas y diciendo tonterías como de costumbre, cuando escuchamos a una vecina decir a otra, –¿supiste que rompieron los vidrios en la tienda de ropa en la noche? dicen que fue un robo.

Nos volteamos a ver y continuamos el camino, aunque acelerando el paso.

El comentario de los cristales rotos y el robo, que nunca fue, disminuyó con el paso de los días, hasta quedar en el olvido, como pasa siempre, como con todo pasa.

La vida siguió, llegó el tiempo de volver a casa, a Rakel la veía con menos frecuencia, las reuniones de los viernes se hicieron menos frecuentes, y como todo tiempo llega, llegó para ella el tiempo de regresar a su tierra.

Y aunque de esto no ha pasado mucho tiempo, lo siento como algo lejano, que tal vez no ocurrió.

 

…Me cuentan que te marchastes

muy lejos a otra ciudad

aún queda, muncha leña por quemar…


Eduardo Lemus

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miércoles, 19 de enero de 2011

CONVOCATORIA

Ante la indeseable situación bélica desatada por Felipe Calderón y sus esbirros funcionarios y gobernantes de los estados des (unidos) mexicanos, ante la voraz rapiña y la violencia sistematizada en contra de los pueblos primigenios de nuestro país y su cultura. Ante la impunidad y la ingobernabilidad provocada por políticos rapaces, que sólo demuestran su incapacidad para resolver la violencia y despliegan sus huestes contra la población civil creando pánico, ante la falta de sensibilidad y de justicia social hacemos un llamado urgente a los artistas para manifestar creativamente nuestro repudio a esta situación que nos secuestra la vida.

Sumémonos a la campaña de ¡Ya Basta! ¡No + Sangre!


Realicemos: Mantas con poemas, monos, dibujos, pinturas, hagamos grafitis, sténciles, carteles, calcas, participemos de este movimiento.

Este próximo 4 de Febrero a las 6 de la tarde instalaremos toda nuestra creatividad en el Puente de la Normal (Guadalajara, Jal.)


Cualquier duda o más información en: arteurgente@gmail.com
Arte urgente

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"No, a los niños no..."

Marcela Turati


 Con su mano flaca y deforme, parecida a una pinza de cangrejo, el hombre extiende la copia de una carta que dirigió al ejército y firmó con su nombre: “Adán Abel Esparza Parra”.

El autor de la carta, fechada el 14 de abril de 2008, es un ranchero amable de 30 años y habla queda, que ensaya una mueca constante, un simulacro de sonrisa. A mitad de algunas frases guarda silencio, como si su mente trepara precipicios o quizás regresara un año atrás, al 1 de junio de 2007, cuando quedó inútil para el trabajo, mutilado del alma, inhabilitado para la vida.

Esa noche trasladaba a su familia en su pick up: en la cabina, a su lado, iban su esposa Griselda, su hermana Gloria Alicia y la maestra adolescente de sus hijos, Teresa de Jesús Flores Sánchez. Las mujeres llevaban sobre sus piernas a sus hijas Grisel Adanay y Juana Diosnirely, de tres y un año, respectivamente; en la caja viajaban los varones: su hijo mayor, Eduin Yoniel, de siete, y su sobrino menor por un año, José Duvuán, inseparables compañeros de juego.

Ese día le había tocado llevar a su hermana Gloria y a Teresa a un curso de capacitación obligatorio para maestras rurales. De regreso a casa, las luces de las viviendas de La Joya de Martínez se divisaban como foquitos de Navidad. Al salir de una curva se toparon con militares del 24 Regimiento de Caballería Motorizado asignados a recorrer la sierra sinaloense, como miles más que peinan el país en busca de narcos, de armas y de drogas.

“Estábamos a un kilómetro de la casa, cerquitas. No había ni una seña ni un soldado de esos que le hacen a uno el alto”, comenta el ranchero y enseguida guarda silencio, su espíritu migra a ese paraje.

–Y pos’ nos dispararon –completa luego de un rato.

El Adán Abel de aquella noche sintió un balazo en la mano que sostenía el volante. Con la camioneta en movimiento, bajó del vehículo con los brazos en alto y gritó:

–¡No disparen, traigo a mi familia, vienen niños!

Pero recibió un balazo en la otra mano. Ráfagas se incrustaron en la camioneta. Y en su mujer… en su hermana… en sus chiquitas… en su hijo y su sobrino.

–Levantaba las manos para indicarles que no tiraran, les hacía el alto, pues. Los balazos me tumbaban al suelo, me levantaba y me tumbaban –recuerda un año después para esta entrevista.

La camioneta, sin freno, se fue al barranco: quiso detenerla pero no pudo: tenía despojos en lugar de manos. “Yo ya no sabía de mí, vi que la camioneta se iba pero no alcancé a subir ni a frenar ni nada. El carro se fue. No le había puesto parkin a la camioneta en el mismo desespero de decirles que llevaba familia”.

Con la camioneta desbarrancada, él tumbado en el piso, pidió ayuda a los soldados, suplicó que avisaran por celular a su familia, pero nadie lo atendió. Todos estaban ocupados, subían y bajaban la barranca donde se estrelló la camioneta, se asomaban al interior de la cabina, volvían a subir. Estaban como desquiciados. Pedían por radio instrucciones.

–¡Auxilio, ayuda! –gritaba Adán Abel mientras tanto, con la esperanza de que algún vecino lo escuchara. En un golpe de determinación se arrastró al auto y aún no se explica cómo fue que sacó el radio con la boca, lo activó y avisó: “Nos acaban de balear”.

Vio llegar después a sus hermanos, a su mamá y a los vecinos del pequeño rancho que desobedecieron a los soldados que les cerraban el paso. Entre todos sacaron de la camioneta los cadáveres de Griselda y de sus pequeñas Grisel Adanay y Juana Diosnirely. Heridos pero con vida encontraron a Edwin, Juan, Teresa, José Duvuán y Gloria. Los subieron a varios carros. En el lugar quedaron regados los cuadernos escolares forrados con dibujos infantiles.

La gente esperó con los heridos en el campo abierto donde, según los militares, serían recogidos por un helicóptero; era cosa de esperarlo. Estuvieron a la intemperie media hora… una… dos horas… Hasta que se dieron cuenta del engaño. Tras discutir con los militares les arrancaron la autorización de llevar a los heridos por tierra al hospital, a condición de formar un convoy encabezado por vehículos verde olivo que jugaban el macabro juego del pa’lante-pa’tras: los camiones punteros avanzaban a un máximo de 40 kilómetros por hora, luego bloqueaban el camino, si es que no retrocedían.

–¿Qué pasa? –reclamó desesperado Eligio Esparza, hermano menor de Adán.

–Eso merecen por haber atacado a los soldados –recibió por respuesta.

Cada vez que un nuevo vehículo militar se incorporaba al convoy se repetía el ritual de revisar parejo a heridos, muertos y acompañantes, apuntarles con las armas, cortar cartucho si alguien repelaba e interrogarlos sobre la balacera.

Al niño José Duvuán lo despertaron al jalarlo de la camiseta, le esculcaron el cuerpecito, le cortaron el pantalón para verle bien la herida en la nalga.

–Señora, ¿qué pasó? –preguntó un militar recién incorporado a Fabiana Parra, la mamá de Adán y de Gloria, pasajera en esa caravana fúnebre.

–Los militares atacaron.

–No, señora, ¿cómo que los militares? Los militares no hacen eso, está equivocada –repeló su interrogador.

“En vez de pedir ambulancias pedían refuerzos”, agrega en la entrevista doña Fabiana, quien escucha el relato desde el sillón de espaldas al comedor donde Adán Abel narra la tragedia. Aunque había simulado que no escuchaba la repetición de la misma historia no pudo reprimir su indignado comentario.

El trayecto de dos horas duró ocho. La caravana llegó a las cuatro y media de la mañana al cuartel de Badiraguato. A los tripulantes no les autorizaron bajar de los vehículos. Esperaron al amanecer: vivos y muertos recostados juntos. La espera fue una agonía en la que vieron cómo se les iba escurriendo la vida a los heridos que sí habían aguantado el camino.

“Ya amanecimos en el carro junto con los cadáveres. Decían que no nos moviéramos a ningún lado hasta que no nos indicaran. Y ahí estuvimos. Hasta las ocho bajaron los cadáveres”, dice la abuela sin expresión. “Por el tiempo que hicimos en el camino, algunos de ellos, por lo menos dos, hubieran llegado con vida”.

El radiograma Bu345644 en el que el capitán de la misión, Cándido Alday Arriaga, informó sobre los sucesos al comandante de la Novena Zona Militar en Culiacán, señalaba otra versión distinta que indicaba que al acercarse al retén la camioneta en la oscuridad el grupo le marcó el alto para inspeccionarla, pero nunca bajó la velocidad; al contrario, ¡les echaron cinco balazos!

“El personal militar procedió a repeler la agresión disparando sus armas de fuego en contra del citado vehículo y sus tripulantes en repetidas ocasiones –continúa el reporte– y, una vez cesado el fuego, vio una persona herida en el camino, les proporcionaron los primeros auxilios, localizando en las inmediaciones del automóvil un costal al parecer de mariguana.”

Las investigaciones de la CNDH sacaron a la luz otra verdad: los miembros del batallón no sólo dispararon a ciudadanos inocentes y dejaron morir a los sobrevivientes, también los quisieron culpar de su tragedia. Mientras Adán Abel suplicaba tirado en el piso que llamaran a su familia, ellos movían las evidencias para falsear los hechos.

Ocho de los militares que dispararon estaban drogados (siete con mariguana, uno con cocaína y metanfetaminas). Uno no dejaba de reír cuando la gente, angustiada, auxiliaba a las víctimas. Los vecinos los recordaban bebiendo desde temprano al pie de la carretera.

El cabo de sanidad Eladio Pérez Arriaga sí alertó a sus compañeros de que en la pick up viajaban niños, pero fue ignorado. En el hospital de Culiacán, donde fue internado por “estrés agudo con embotamiento emocional subjetivo, reducción en su relación con su entorno y reexperimentación del evento traumático”, en su delirio repetía: “No, a los niños no…”

Fuente: Proceso

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miércoles, 12 de enero de 2011

"Ni una más"

"Sangre mía
sangre de alba
sangre de luna partida
sangre del silencio”

Susana Chávez (1974-2011)

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lunes, 10 de enero de 2011

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