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sábado, 19 de junio de 2010

Vive Monsivais! (La muerte nos deja ciegos y mudos)

(4/05/1938 - 19/06/2010)


La muerte ha querido investir su refugio de cordura o se quiso asesorar para comprender al ser humano, o quizá, acaso, se ha querido sentir abrigada por la solidaridad, rodeada de aquellos que han amado y con el amor sufrido, con la tragedia humana. Para así sentir que siendo muerte vive, en un momento en que la muerte misma, esta tan devaluada, que cualquiera te la proporciona a la vuelta de la esquina, sin mediar la menor razón.

Y se cargó a Benedetti, a Zinn, a los activistas de la flotilla por la libertad, ayer a Saramago y hoy a Monsiváis.

Sin duda hoy, la muerte, nos deja ciegos y mudos en tiempos de oscuridad.


(E. Lemus)

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viernes, 18 de junio de 2010

Y la quietud...


Hoy que tu voz no es más
Es el silencio voz
Y sin saber por que
Lloro en cualquier rincón

Tanto vacio y yo
Aun creo que al despertar
Con el calor del sol
También tú llegaras

Y la quietud
De este lugar
Hiela mi corazón
Aun, a mitad del mar

Sin despertar
Todo es mejor
Buscando oír tu voz
Caigo en la oscuridad


Eduardo Lemus

(Esta canción fue grabada con el titulo “Y la Quietud” con música de Javier Reveles)
(Imagen: Nuestra mutua distancia – Carlos Larracilla)

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HASTA SIEMPRE
"JOSÉ SARAMAGO"


(16/11/1922 - 18/06/2010)

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JOSÉ SARAMAGO

Hoy ha muerto José Saramago, y no he encontrado de momento otra forma de reconocimiento, que reproducir este excelente artículo de Umberto Eco.

De cualquier manera sirva este pequeño espacio como homenaje a la honestidad y coherencia con que enfrento la vida, la convicción con que encaro todo aquello que consideraba injusto, brindando su apoyo a aquellas causas que consideraba justas. Su invaluable apoyo al “Zapatismo” y su critica al régimen cubano con relación a los disidentes fusilados, son solo una muestra de coherencia, de quien se definiera así mismo como un “comunista libertario”.
(E. Lemus)



Un 'bloguero' llamado Saramago

En sus comentarios sobre la actualidad, el Nobel portugués exhibe una franqueza y beligerancia muy distintas a su sutil estilo de novelista. A unos les indigna, otros lo encuentran estimulante y hasta simpático

UMBERTO ECO

Curioso personaje este Saramago. Tiene 87 años y (según dice) algunos achaques, ha ganado el premio Nobel, distinción que le permitiría no volver a producir nada porque, total, en el Panteón va a entrar en cualquier caso (el muy tacaño Harold Bloom lo ha definido como "el novelista más dotado de talento de los que siguen con vida... uno de los últimos titanes de un género en vías de extinción"), y le vemos escribiendo un blog en el que la toma con todo el mundo en general, atrayéndose polémicas y excomuniones de muchos sitios -a menudo no porque diga cosas que no deba decir, sino porque no pierde el tiempo en medir sus términos- y tal vez lo haga a propósito.

Pero ¿precisamente él? ¿Él, que cuida la puntuación hasta el extremo de hacer que desaparezca, que en su crítica moral y social no afronta jamás los problemas de frente sino que los rodea poéticamente bajo las formas de lo fantástico y lo alegórico, de modo que su lector debe poner algo de su parte para entender adónde quiere ir a parar; él, que -como en su Ceguera- hace que el lector viaje en una niebla láctea en la que ni siquiera los nombres propios, en los que tan parco es, dan una señal claramente reconocible; él, que en Ensayo sobre la lucidez efectúa una decidida elección política basándose en enigmáticas papeletas blancas? ¿Y este escritor fantasioso y metafórico viene a decirnos que Bush es de "una ignorancia abismal, de una expresión verbal confusa perennemente atraída por la irresistible tentación del puro despropósito", un cowboy que ha confundido el mundo con una manada de bueyes, un robot mal programado que confunde constantemente los mensajes que ha grabado en su interior, un mentiroso compulsivo, corifeo de todos los demás mentirosos que le han aplaudido y servido en los últimos años? ¿Y es este delicado tejedor de parábolas el que emplea palabras que no dejan lugar a la duda cuando define al propietario de la editorial que lo publica en Italia? ¿Y es ese ateo manifiesto, para quien Dios es "el silencio del universo y el hombre el grito que da sentido a ese silencio", el que saca otra vez a escena a Dios con tal de preguntarse qué pensará de Ratzinger? ¿Y quien, militante comunista (tenazmente aún), no duda en gritar que "la izquierda no tiene ni la más mísera idea del mundo en el que vive"? ¿Y quien se arriesga a una acusación de antisemitismo por haber criticado la política del Gobierno de Israel, olvidándose sin más, al sentirse tan airadamente partícipe en las desventuras palestinas, de recordar que no falta quien niegue el derecho a la existencia de Israel? Nadie tiene en cuenta, sin embargo, que cuando habla de Israel Saramago está pensando en Yahvé, "dios rencoroso y feroz", y en tal sentido no resulta más antisemita que anticristiano, dado que para cada religión intenta arreglar sus propias cuentas con Dios -que se llame como se llame en los distintos idiomas, le cae rematadamente mal-. Y que a uno le caiga mal Dios es sin duda motivo de ira furibunda contra todos aquellos que de él se sirven como escudo.

Si tuviera siempre en cuenta los pros y los contras, Saramago sabría también que hay maneras y maneras incluso en la invectiva. Cito (de memoria) a Borges que citaba (de memoria tal vez) al doctor Johnson que citaba el caso de un fulano que insultaba de esta manera a su adversario: "Señor, vuestra esposa, con el pretexto de que regenta un burdel, vende telas de contrabando". Saramago, por el contrario, no se anda con tantos cumplidos, es decir, dejándose de rodeos, en su actividad de comentarista cotidiano de la realidad que le circunda se toma la revancha de toda la vaguedad oblicua de sus fabulaciones.

Se ha hablado del ateísmo militante de Saramago. En efecto, sus polémicas no se dirigen contra Dios: una vez admitido que su "eternidad es sólo la de un eterno no ser", Saramago podría haberse quedado tranquilo. Su hastío se dirige contra las religiones (y por esa razón le atacan desde distintos frentes: negar a Dios es algo que se le concede a todo el mundo, polemizar con las religiones pone en discusión las estructuras sociales). En una ocasión, estimulado por una de las intervenciones antirreligiosas de Saramago, reflexioné sobre la célebre definición marxista según la cual la religión es el opio del pueblo. ¿Sería verdad que todas las religiones poseen esa virtus adormecedora? Saramago ha azotado a las religiones como germen de conflictos: "Las religiones, todas sin excepción, no servirán nunca para acercar y reconciliar a los hombres; todo lo contrario, han sido y siguen siendo causa de sufrimientos inenarrables, de matanzas, de una monstruosa violencia física y espiritual que constituyen uno de los más tenebrosos capítulos de la mísera historia humana" (La Repubblica, 20 de septiembre de 2001).

Saramago concluía en otra parte que "si todos fuéramos ateos, viviríamos en una sociedad más pacífica". No estoy seguro de que tenga razón, y parece como si indirectamente le hubiera contestado el papa Ratzinger en su encíclica Spe salvi, donde decía que es el ateísmo de los siglos XIX y XX el que ha provocado que "de tales premisas se hayan derivado las mayores crueldades y violaciones de la justicia".

Tal vez estuviera pensando Ratzinger en gente descreída como Lenin y Stalin, pero se olvidaba de que en las banderas nazis aparecía escrito Gott mit uns (que significa "Dios está con nosotros"), que falanges de capellanes militares bendecían los gallardetes fascistas, que se inspiraba en principios religiosísimos y se apoyaba en los Guerrilleros de Cristo Rey un culpable de tantas masacres como Francisco Franco, que religiosísimos eran los vendeanos en su lucha contra los republicanos, que católicos y protestantes se han masacrado alegremente durante años y años, que tanto los cruzados como sus enemigos estaban impulsados por motivos religiosos, que por razones religiosas se han encendido muchas hogueras, que religiosísimos son los fundamentalistas musulmanes, los terroristas de las Torres Gemelas, Osama y los talibanes, que son razones religiosas las que oponen a la India y Pakistán, y, para terminar, que fue al grito de God bless America como Bush invadió Irak.

Por todo ello se me ocurre la reflexión de que si tal vez la religión en ocasiones es o ha sido el opio del pueblo, más a menudo ha sido su cocaína. Creo que ésa es también la opinión de Saramago.

Escribo este prólogo porque creo tener una experiencia en común con el amigo Saramago, que es la de escribir libros (por un lado) y tener a mi cargo (por otro) una columna de crítica de costumbres en un semanario. Al ser este segundo tipo de escritura más claro y divulgativo que el primero, son muchos quienes me preguntan si lo que hago es trasvasar a esas breves piezas periodísticas reflexiones más ampliamente desarrolladas en los libros mayores. Qué va, contesto, es la reacción irritada, el impulso que lleva a la sátira, la estocada crítica escrita al hilo de la actualidad lo que proporciona más adelante el material para una reflexión ensayística o narrativa más extensa. Es la escritura cotidiana la que inspira las obras de mayor empeño, y no al contrario.

Y por eso yo diría que en sus breves escritos Saramago sigue alimentando su experiencia del mundo tal como desgraciadamente es, para revisarlo posteriormente con más serena distancia sub specie de moralidad poética. Y además, ¿realmente se muestra siempre tan airado este maestro de la filípica y de la catilinaria? Me da la impresión de que junto a la gente a la que odia está también la gente a la que ama, y así hallamos piezas afectuosas dedicadas a Pessoa (no es uno portugués en vano), o a Amado, a Fuentes, a Federico Mayor, a Chico Buarque de Hollanda, que nos demuestran lo poco envidioso que es este escritor y cómo sabe trazar de todos ellos delicadas y tiernas miniaturas.

Por no hablar de cuando el análisis de la actualidad roza temas (y aquí estamos de vuelta a los mayores asuntos de su narrativa) como los grandes problemas metafísicos, la realidad y la apariencia, la naturaleza de la esperanza, cómo son las cosas cuando no las estamos mirando. Y vuelve a escena el Saramago filósofo-narrador, ya no irritado sino meditabundo, e inseguro. Con todo, no nos disgusta tampoco cuando se enfurece. Resulta de lo más simpático.


El País 06/10/2009

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jueves, 17 de junio de 2010

El canto del cuervo



Sueña la tristeza con las ilusiones heridas.
Quisimos cambiar el mundo, pero más bien nos cambio él a nosotros.
El Paso de una sombra en nuestra vida hace que nos sintamos perdidos.
Tristes, en la noche, oiremos melodías melancólicas.
Mientras que la luna nos alumbre esperaremos…

Lusmore

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domingo, 6 de junio de 2010

La verdad detrás de la propaganda israelí


Robert Fisk

Desde luego, me ha enfurecido el hecho de que hombres armados ataquen barcos en aguas internacionales, maten a pasajeros que intentaron resistirse y después esos mismos secuestradores obliguen a las embarcaciones capturadas a ir a sus puertos. Me refiero, por supuesto, a los piratas somalíes que asuelan a barcos occidentales en el océano Índico.

¿Cómo se atreven esos terroristas a tocar nuestras naves desarmadas en altamar? Qué bueno que nuestros buques de guerra permanecen en esa zona: para prevenir actos terroristas.

¡Ups! Al menos los israelíes no han exigido rescate. Sólo quieren que los periodistas les hagan propaganda de guerra. Apenas comenzada la semana, los "comandos" guerreros israelíes atacaron un barco turco con ayuda humanitaria para Gaza y mataron a tiros a nueve de sus pasajeros. Para el fin de semana, quienes protestaban se habían convertido en "activistas armados por la paz", antisemitas violentos, quienes "profesan el pacifismo mientras rezuman odio y machacan a otro ser humano con un tubo de metal". Me gustó esta última parte. El hecho de que la persona que estaba siendo golpeada aparentemente disparaba contra otro ser humano con un rifle no es retomado en esta extraña versión de la realidad.

Las familias turcas de los pasajeros afirman que sus hijos son "mártires", pues así llaman a quienes han muerto por disparos de los israelíes, y esto ha dado pie para que los israelíes "confirmen" que existe una guerra santa (jihad). “Desde ese barco de ayuda humanitaria, un srilanqués me envió un mensaje que decía: ‘tenía yo a bordo a mi sobrina, sobrino y su esposa. Desafortunadamente, Ahmed (el sobrino de 20 años) recibió un disparo en la pierna y ahora recibe tratamiento bajo custodia militar. Te mantendré informado’”. Y así fue. En cuestión de horas, la prensa estaba ya en casa de la familia srilanquesa radicada en Australia, y exigía saber si Ahmed era jihadista o un potencial atacante suicida. La propaganda funciona ¿ven?
No hemos visto una sola fotografía de los que protestaron porque los israelíes se robaron el cargamento de ayuda. Nadie nos ha dicho aún cómo fue que el barco turco, que transportaba a tan despiadados hombres, no fue capturado durante su largo viaje desde Turquía debido a su plan de ayudar a los terroristas, aun cuando la nave mantuvo comunicación con diversos puertos. Sin embargo, el profesor Gil Troy, de la Universidad McGill de Montreal, quien escribe en el rabioso diario Canadian National Post, tuvo la oportunidad de escupir bilis contra "los pacifistas armados" el pasado jueves.

Personalmente, no me sorprendieron los asesinatos a bordo del barco turco. En Líbano tuve oportunidad de ver a esa turba de ejército al que llaman "de elite" actuar sin disciplina alguna y disparar a civiles. Los vi observar la matanza de palestinos en Sabra y Chatila la mañana de un 18 de septiembre (un día después de la carnicería) a manos de sus violentos aliados de la milicia libanesa. Presencié la masacre de Qana, ejecutada por tiradores israelíes en 1996, y escuché a uno de los soldados llamar a los 106 civiles muertos, muchos de ellos niños, "arabushimi", que es un término despectivo contra los árabes que fue publicado tal cual por la prensa israelí.
Entonces, el gobierno del premio Nobel de la Paz, Shimon Peres, afirmó, de manera totalmente falsa, que había terroristas entre los civiles muertos, pero ¿a quién le importó? Después ocurrió la segunda matanza de Qana en 2006, y luego en 2008 y 2009 fueron asesinados mil 300 palestinos, en su mayoría niños, y así sucesivamente...
Bueno, después se difundió el reporte Goldstone, encargado por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que concluyó que las tropas israelíes, (al igual que Hamas) cometió crímenes de guerra en Gaza, pero el documento fue tachado de antisemita, y su autor, el respetado jurista judío Richard Goldstone, de Sudáfrica, fue calumniado y llamado "hombre perverso" por el siempre vociferante Al Dershowitz, de Harvard. El documento, además, fue tildado de "controversial" por la valiente administración de Obama. "Controversial", por cierto, significa básicamente: "Vete a la mierda". Existen dudas al respecto, verán; es un asunto traicionero.

Volvamos a nuestra cronología. Después tuvimos el asesinato por parte del Mossad de un funcionario de Hamas en Dubai, en el que estuvieron involucrados al menos 19 pasaportes falsificados, británicos y de otras nacionalidades. ¿La respuesta que dio nuestro patético ministro del Exterior del anterior gobierno, David Miliband? Lo llamó "incidente", pero no tocó el tema del asesinato de un fulano en Dubai, dénse cuenta. Sólo se trató de la duplicación de pasaportes británicos, un tema sumamente "controversial" y bueno, ahora tuvimos el asesinato de nueve pasajeros en el mar, a manos de los nuevos héroes israelíes.

Lo sorprendente de esto es cuántos periodistas occidentales, incluida la pusilánime cobertura de la BBC sobre los barcos de ayuda a Gaza, están escribiendo como periodistas israelíes, mientras éstos escriben sobre los asesinatos con el valor que los comunicadores occidentales deberían demostrar.
En cuanto al ejército israelí, hablemos del devastador reporte que Amos Harelis escribió para Haaretz, en el que analiza la conformación de las filas militares. En el pasado, muchos de los soldados venían de la tradición de izquierda de los kibutz, de Tel Aviv y sus alrededores o de la planicie costeña de Sharon. En 1990, sólo 2 por ciento de los cadetes eran judíos ortodoxos. Hoy los religiosos conforman 30 por ciento de los soldados. Seis de cada siete tenientes coroneles en la brigada Golani son religiosos. Más de 50 por ciento de los comandantes en los batallones de infantería son "nacional" religiosos.

No hay nada de malo en ser religioso. Aunque Harelis no enfatice este punto, muchos ortodoxos apoyan la colonización de Cisjordania, y por lo tanto, se oponen a un Estado palestino.

Son los colonizadores ortodoxos israelíes quienes más odian a los palestinos e insisten en borrar cualquier oportunidad que exista para la formación del Estado palestino, de la misma forma en que funcionarios de Hamas quisieran borrar del planeta a Israel.

Irónicamente, fueron los superiores del "viejo" ejército israelí quienes alentaron a los "terroristas" de Hamas a construir mezquitas en Gaza para que existiera un contrapeso para el "terrorista" Yasser Arafat cuando estaba en Beirut. Yo fui testigo de una de las reuniones que se celebraron con ese fin.
Pero será la misma historia del pasado y seguirá así hasta que el mundo despierte. "Nunca conocí un ejército tan democrático como el de Israel", afirmó el infortunado filósofo francés Bernard-Henri Levy horas antes de la matanza de Sabra y Chatila.

Sí, el ejército israelí no es el segundón de nadie; es sobresaliente, humanitario y heroico. Nada más no se lo digan a los piratas somalíes.


© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca




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Los crímenes de guerra de Israel: Del Liberty estadounidense a la Flotilla de la Libertad de Gaza (James Petras)

Pura agresión criminal sin ninguna justificación (Noam Chomsky)

Israel a la deriva (Gideon Levy)

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jueves, 3 de junio de 2010

Anarquismo: ser libertario y humanista

Salvo la mención del inefable Enrique Krauze, y a pesar de las imprecisiones, el reportaje vale la pena, Sobre todo por el rescate de la figura de nuestro querido Ricardo Mestre Ventura como impulsor del pensamiento libertario y su legado de coherencia y dignidad.

Salud.
(E.L.)

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